6.7.09

Encuentro del 04-07-09

Por Eze

En primer lugar, decidimos volver al viejo modo de organizar las fechas de reunión. Explico el motivo. Cuando decidimos establecer un cronograma fijo y mensual de reuniones, el argumento era que como íbamos a ser casi veinte personas nos iba a resultar muy difícil ponernos de acuerdo y encontrar un día que todos tengamos disponible. Pero la verdad es que en las últimas varias reuniones, por h o por b, no hemos superado el número de 10, y hemos sido prácticamente los mismos en todas ellas. Con lo cual, creemos que será mejor volver al viejo sistema e intentar que las reuniones sean cada 3 semanas. Nos ha parecido que con una frecuencia como la actual se hace muy difícil seguir el hilo de los temas y debates que van surgiendo. Decidimos también incorporar a los días domingo como posible día de encuentro.
En relación con estos cambios, comunico que la próxima reunión está establecida para el viernes 24 de julio en la casa de Seba.

Vamos a leer a Gramsci, una selección que podremos encontrar en Camarones, en Miller y (esto habrá de confirmarlo Maia) en El Arca, frente a la facultad.

En último lugar, se dió una interesante charla en torno a la relación (muchas veces difícil) entre nuestras lecturas y la coyuntura, disparada por la cuestión de las recientes elecciones nacionales. Se propuso, en sintonía con ello, que dentro de tres reuniones sería bueno leer y trabajar en torno a textos de coyuntura, del tipo carta abierta.
En menos palabras, Polética también TIENE UN PLAN: primero Gramcsi, después Foucault y, en tercer término algo más de COYUNTURA.

Por Seba

- Comenzamos nuestra reunión reviendo un pasaje del acta de Facu:

"La identidad absoluta es la contradicción absoluta: atravesada por la oposición entre su propia abstracción y sus pretensiones totales, se limita a sí misma al querer el todo"

¿Qué quiere decir que la identidad absoluta es contradicción absoluta? Que, por parte del universal, querer anular lo particular es querer su propia anulación. Adorno nos invita a pensar en un universal que aloje a lo particular y afirme su diferencia, y al mismo tiempo en un particular que encuentre en ese universal su realización. Así no habría un privilegio de alguno de los momentos (que en última instancia sería un mismo gesto sea cual sea nuestra opción). De este modo, la emancipación estaría pensada como una búsqueda de otro tipo de relación entre el universal y el particular, que nos permita salir de la contradicción total.

- A continuación analizamos el siguiente pasaje:

"La historia es la unidad de continuidad y discontinuidad. La sociedad no se conserva a pesar de su antagonismo, sino gracias a él"

Lo continuo de la historia es la misma discontinuidad. La historia, entendida a lo Benjamin como una "historia de la catástrofe", presenta un eje que conduce de la "honda a la superbomba", y esto es lo propio de lo que Adorno entiende por discontinuidad. Y esto a la vez es lo que hay de "reconciliador en lo irreconciliable". El antagonismo nos permite pensar en otra universalidad, que no conduzca a la mera repetición de lo mismo, sino a un modo más feliz de convivir con la diferencia irreconciliable.

- Nos preguntamos si "negatividad" era lo mismo que "contradicción". Entendimos que no siempre, pero que sí en pasajes como el siguiente:

"Experimentar el Espíritu universal como un todo significa hacer la experiencia de su negatividad"

- Desde la perspectiva del individuo, nos preguntamos por su relación con el universal. Analizamos el siguiente pasaje:

"Pese a la separación vulgar entre individuo y universal, el espíritu individual no se encuentra bajo el de lo universal, sino que está mediado en sí mismo por la objetividad; ésta no puede por consiguiente ser siempre el puro enemigo del sujeto. La constelación de ambos cambia con el dinamismo histórico"

El individuo reproduce lo universal, pero por estar atravesado por él. Su aplastamiento con relación a ese universal es histórico, y así podemos pensar en otro tipo de relación entre ambos. En términos políticos, Adorno se acercaría a Castoriadis, proponiendo una reflexión sobre el tipo de relación que se establece con el Estado y no una mera crítica al mismo. Siguiendo con este intento de trasladar el texto al ámbito de la política, pensamos en el liberalismo radical (mercado absoluto) y el fascismo (Estado absoluto) como modos ejemplares del privilegio de lo particular y lo universal respectivamente (cuando en realidad ambos sostienen lo mismo, por ejemplo cuando pensamos en la "mano invisible" como soberana absoluta). En cuanto a la emancipación, recordamos que la misma para Adorno debe ser universal pero tomando un particular como principio. Esta es una forma entre otras de habitar las tensiones, expresión muchas veces escuchada en Polética pero que quizá todavía quede por descifrar. Si lo universal es la diferencia misma, si debemos pensar en un universal cuyo principio sea un particular, entonces debemos suspender nuestra reflexión ante la instancia de lo indecidible. Si no queremos caer en el pluralismo (y su consecuente "tolerancia" al otro) debemos pensar otros modos de relacionarnos con lo diferente, con lo heterogéneo, que no impliquen su reducción al ámbito de la mismidad (el universal) y, por lo tanto, no eliminen el antagonismo.
Otra cuestión que surgió aquí fue la delimitación de lo particular, sobre todo si pensamos en términos políticos (individuo, pueblo, nación, etc.). Es otra forma de la pregunta que nos viene acechando: ¿quién es el sujeto de lo político? Vale recordar que si bien lo particular es irreductible a la mediación, tampoco es absolutamente previo a la misma.

- Vinculamos Adorno con Deleuze. El eterno retorno de lo mismo (la repetición monótona del universal) implica la diferencia, ya que lo que vuelve siempre es lo otro (si es "eterno", no hay una presencia originaria que vuelva una y otra vez, es decir, lo mismo absoluto implica la diferencia). Así se propuso distinguir un pensamiento nihilista de un universalismo de la diferencia.
A su vez surgió la posibilidad de pensar en un "exceso", entendido como conglomerado de universales y particulares interrelacionados. Así se podría pensar en el universal como constelación, es decir, como complejo de relaciones.

- Señalamos que por momentos el texto parece describir lo que hay, y así parece ser el Estado vigente un ejemplo fiel de ese universal que alberga lo particular sin aniquilarlo. Esto es así ya que para Adorno la posibilidad de lo otro debe estar dada y no en un más allá. Ese otro iluminismo posible se acerca al "mundo de las luces por venir" derridiano.

- Finalmente Facu propuso pensar a Adorno como un "marxista freudiano" (Castoriadis, todo Frankfurt) que piensa modos más felices de vérnosla con lo otro, para así cortar con la ciega repetición de lo mismo. Así el problema sería cómo conjugar una filosofía de la reconciliación (Marx) con otra de lo irreconciliable (Freud).