10.5.09

Encuentro del 02-05-09

La propuesta de realizar un análisis sobre los textos de Marx (Manifiesto comunista, Sobre la cuestión judía), surge por que los consideramos necesarios para poder establecer relaciones con las tres corrientes que permiten ver los modos de funcionamiento real del Estado, dichas corrientes son: la francesa (Althusser) la italiana (Gramsci) y alemana de la escuela de Frankfurt.

Marx en este texto cuestiona el tratamiento que hace Bauer sobre el concepto de emancipación. Para Bauer, la emancipación consiste en decir que una vez que el hombre en general abandone la religión como lugar de privilegio podrá emanciparse como ciudadano, en este sentido la constitución de un Estado laico -donde convergen distintas religiones- seria el modelo ejemplar.

El problema que encuentra Marx en esto, es que no se somete a crítica al Estado en general sino que solo cuestiona al Estado cristiano, ni tampoco se establecen relaciones entre emancipación humana y emancipación política.

El planteo del filósofo hegeliano no suprime la religión sino que acentúa la escisión del hombre en tanto hombre público-hombre privado y el Estado actúa como medidor y garante de esta escisión, el Estado estaría por encima de los particulares constituyéndose en universalidad. La esencia humana -presentada aquí como religión- es la que necesita de mediaciones para realizarse plenamente. La emancipación política seria entonces de la religión, pero la emancipación política de la religión no es la emancipación humana para Marx.

Así como la emancipación política de la religión acentúa dicha escisión en el hombre –actuando el Estado como mediador y a su vez como fin en tanto universal- del mismo modo ocurre en su vida material; por un lado este se asume como ser público y colectivo en la comunidad política y por otro lado como ser privado e individual en la sociedad civil, en esta “doble vida” el hombre toma la vida política como medio para alcanzar su máxima expresión en la sociedad civil, donde solamente los intereses particulares de cada individuo son los que se reafirman sin atender a los demás hombres y de este modo se constituye el derecho al egoísmo, siendo el hombre de la sociedad civil el que forma las bases del Estado reconociendo en él sus derechos a la libertad religiosa, la libertad de la propiedad, etc, pero el sujeto de la sociedad civil no aparece como hombre político sino como hombre natural. El Estado no existe sin sociedad civil y la sociedad civil no existe sin Estado.
Dijimos que para explicar esta escisión Marx deja ver claramente una genealogía. El hombre de la sociedad feudal es el mismo hombre que se emancipa en la sociedad civil, este hombre moderno es el que se piensa como átomo, como individuo escindido de su realidad existente, es decir de su ser genérico o vida política.

Leímos el último párrafo de la primera parte del texto y surgió la duda de que es para Marx “ser genérico”esto parece marcar la diferencia que existe entre el hombre y el animal y es que el hombre se puede reconocer como especie, en este sentido la esencia humana seria, para Marx, la urdimbre de las relaciones sociales. Esto mostraría otro modo de pensar la esencia humana, distinta a como la piensa el sujeto de la sociedad civil.
Entendimos que en Marx, plantear el problema es poder resolverlo, en este sentido habla no solo de reconocer el problema sino poder organizarse para resolverlo, no nos dice como se debe hacer tal organización pero parece decirnos mucho presentando el problema.
Si el sujeto dejara de considerar que su condición humana es el egoísmo, dejaría de pensarse como átomo para verse como parte de la naturaleza humana, esto es como parte del otro Si el problema político del Estado esta en su propia estructura entonces dejar de utilizar al Estado como instrumento para la fase de transición -Estado católico a Estado laico-, sería poder cambiar los parámetros lineales que hasta ahora venimos transitando.

Todo esto nos lleva a pensar en una reconducción del sujeto, si se deja de pensar en lo universal como abstracción, lo singular -esto es el sujeto- afirmando su singularidad esta afirmando la totalidad y la escisión ya dejaría de estar fuera del singular como algo ajeno sino dentro de esta singularidad, escisión que permanentemente tiene que ser redefinida. Por eso marcamos que el conflictito no desaparece, ni tampoco se puede definir de antemano.
El Estado en su afán de resolver los conflictos, solo delinea una unidad ilusoria, ya que el conflicto no puede ser eliminado. Con esto consideramos que la dualidad es lo que hay que afirmar. Hay antagonismos que son deseables para que puedan ser repensados y no caer en la reiteración de lo mismo, por ejemplo: sacarnos de encima la burguesía seria otra vez individualizar.