17.1.08

Encuentro del 18-12-07

Algunos apuntes sobre lo discutido en la última reunión del 2007

Intentando hacer una suerte de resumen de nuestro año y medio de vida, comenzamos presentando dos ejes que han guiado nuestras discusiones, y que por supuesto no están aislados entre sí. El primero se divide en dos puntos, de los cuales el último se dejará para el final. Vale aclarar que este orden es de lo más artificial que se haya hecho en mucho tiempo, ya que la discusión fue bastante caótica, como suele pasarnos.
1) El problema de lo político: a) ¿qué es la política?, b) ¿es posible pensar en una alternativa a la política tal como la conocemos?
2) El problema de la diferencia: a partir de Foucault se planteó la pregunta sobre el carácter histórico u ontológico de la diferencia.

1) a) - Desde Schmitt entendimos que la política sería el momento del cierre de una mismidad, es decir, una reinstauración del orden dado a pesar de la aparición de lo heterogéneo, de ese otro que irrumpe en el ámbito de la norma.
- Desde Scavino lo político parecía ser el momento de apertura, el quiebre de la distribución de roles dada a partir del surgimiento de ese otro que pone en cuestión la totalidad de esa estructura. La pregunta aquí es si una vez dada esta apertura no es inevitable volver a plantear un cierre, una identidad, una mismidad, que necesariamente deja a otro afuera.
- Con Foucault vimos la posibilidad de no pensar lo político en los términos antinómicos anteriores, sino de ver cómo funcionan las racionalidades puestas en juego en el plano microfísico, es decir, en los pequeños espacios de saber-poder que conforman el todo social. Así, la política no es un cierre controlado por un soberano supraestructural, ni tampoco la ruptura dada a partir de la aparición de un elemento heterogéneo. La política se juega, reproduce y modifica en las esferas particulares que conforman nuestra vida en sociedad. Por lo tanto, la diferencia es pensable, ya que no hay un principio rector que regule el comportamiento del todo.

2) El momento de la diferencia nos llevó a pensar sobre nuestra propia actividad. Algunos consideran que Polética constituye un otro con relación a la institución, y que esto deja de ser así cuando entra en contacto con ella (por ej. AFRA). Sin embargo, aquí apareció la pregunta sobre la posibilidad de pensar en una diferencia sin mismidad. Incluso se propuso pensar este momento de contacto con lo institucional (si es que aceptamos que hay un momento de total ruptura) como una suerte de universalización (Hegel estaría contento con esto), un salir del solipsismo polético e intentar poner en juego las reflexiones que hemos seguido en un plano mayor (cuantitativamente).

1) b) El documental sobre lo sucedido en Oaxaca fue un buen disparador de varias reflexiones que deberemos retomar en algún momento. La pregunta que consideramos quedó picando es: ¿el acontecimiento de Oaxaca plantea una diferencia en el plano político, o necesariamente debe volver al modelo político conocido?
Queda pendiente trabajar el tema de la Filosofía Latinoamericana. Se propuso ver algo del EZLN o un documental titulado "Colegiales, asamblea popular".
Con relación al problema de la filosofía situada, pensamos que quizá lo propio de ésta sea el uso que se hace de los textos, y no necesariamente el tipo de texto que se trabaja. Al mismo tiempo, nos obliga de algún modo a plantear un "nosotros", y allí vuelven todos los problemas de la identidad, el cierre del ámbito de la mismidad, el número, etc.
Sin embargo, ante posiciones extremas como la schmittiana, para la cual todo otro por el mero hecho de ser otro se vuelve inmediatamente un enemigo, se planteó la posibilidad de pensar en un otro no reducido al concepto de enemigo. Sin embargo esto presenta también sus problemas, porque si el otro es tal, implica esto que potencialmente puede poner en cuestión el cierre de la identidad propuesto, por lo que el momento de la violencia (no sólo física) parece inminente.
Vemos así como los dos caminos (que probablemente sean uno y el mismo), por un lado el de la reflexión sobre lo político y la diferencia, y por el otro el poner en cuestión el propio hacer de Polética, nos llevan al mismo lugar, y a la misma pregunta una y otra vez.
Una última propuesta fue la de pensar si lo propio de una diferencia, si es que la hay, no es la posibilidad de deconstruirse en el momento en que se instaura como una identidad. Dicho en otras palabras, si en Polética podemos pensar y discutir sobre estas cuestiones, ya esto es una diferencia, ya que semejante actividad no puede soportarla una mismidad que sólo busca reinstauración del orden. Al mismo tiempo, la condición de posibilidad de dicha reflexión sobre la diferencia quizá sea la diferencia misma. El advenimiento de la diferencia implica necesariamente una reflexión sobre la misma, pero al mismo tiempo la presupone. ¿Es esto política? ¿Es Polética política? Esa es la cuestión.

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