21.4.08

Encuentro del 12-04-08

El texto para esta reunión era Gualeguaychú no tiene quien le escriba. Empezamos con un breve esquema que presentó Eze sobre los temas que recorría el texto:
-La cuestión de ver a Gualeguaychú como una verdad incómoda que, de alguna manera, cuestiona el rol de los estados (al menos para el texto, nosotros después lo discutimos)
-la continuidad (o no) de esta práctica con las prácticas del 2001, esto es, acción directa y no representación, no delegación.
- El rol de los estados nación y la insuficiencia de la lógica adentro afuera que conllevan. Las nuevas formas de soberanía.
_ El tema de la comunicación entre estos nuevos movimientos sociales.

Hasta aquí el esquema. Luego nos dedicamos a discutir el texto viendo cuales eran los supuestos con los que operaba y si estábamos de acuerdo o no con esos supuestos.

Lo que nos gustaba del texto era que parte de algo concreto, de un hecho. Pero nos parecía que había algunas cosas que faltaría profundizar o que el texto da por supuestas. Así la sensación en algunas partes era que era una cuestión de creerle o no. Así y todo también nos parecía y nos gustaba que el texto nos obligaba a pensar con otras categorías, categorías nuevas (En realidad pronto descubrimos que el texto se basaba en muchos de los supuestos de Negri y Hardt). Y al estar Polética preguntándose por nuevas formas de hacer política nos parecía un buen texto para por lo menos discutir.

El texto plantea la lógica del estado como una lógica que pasó a segundo plano, imponiéndose ahora cierta forma lucha directa entre el capital y el trabajo. Así, los estados y su soberanía parecen quedar cuestionados frente al poder tanto del capital como de los movimientos sociales. Entonces ¿Cuál es el peso que tienen el estado, el capital y las organizaciones autónomas? Y acá...no pudimos dejar de preguntarnos: ¿no será que las organizaciones autónomas tienen el peso que tienen por cierto permiso que les da el estado? El texto, en cambio, plantea desde el vamos, como un dato, la impotencia del estado, y lee desde ahí la experiencia de Gauleguaychú. El estado argentino es visto, así, como un mero rehén de las organizaciones sociales y el estado uruguayo, como un rehén del capital, pero ninguno es ya soberano absoluto.

Criticamos al texto, entonces, por un excesivo optimismo antiestatal. Sin embargo, habría que criticar, previamente, a las formas de participación política que el artículo analiza. Esta otra línea de crítica es quizás exterior al texto. Se trata de ver el alcance político de las organizaciones autónomas. Porque la mayoría de las veces se las ve como iniciativas aisladas que no poseen una unidad entre ellas. Entonces, todo bien con el autonomismo pero ¿donde esta su unidad, donde se expresa la universalidad de sus prácticas?
Esta crítica es quizás exterior al texto porque no contempla uno de sus supuestos implícitos fundamentales: que en cada organización local se está expresando la universalidad. No se necesita una tendencia universal porque en la misma singularidad se está expresando el todo. En la discusión llegamos, sin embargo, a pensar que eso no resuelve el problema. Si lo universal es inmanente a lo particular la cuestión, entonces, es preguntarnos qué relación se establece entre uno y otro, si es, por ejemplo, una relación de identificación o una de tensión. En la perspectiva de este nuevo protagonismo social, la mediación entre lo universal y lo particular parece dejar de ser un problema (y ese es un problema para estos movimientos). Por un lado, se desarrollan innumerables luchas aisladas, que pueden tener en sus principios y preocupaciones mucho en común, pero que jamás plasman organizativamente eso común, permaneciendo escindidas. Por otro lado, parecen postular una inmediata identidad de lo universal y lo particular (apelando al cliché de que no puede separárselos), lo que anula toda tensión o distancia entre uno y otro, cosa que, en última instancia, no puede producir sino un aplastamiento de la diferencia. Este aplastamiento se manifiesta, por un lado, en el aislamiento en lo particular, y, por el otro, en la homogeneización en la identidad con lo universal. Una política que contemple propiamente lo heterogéneo no puede ni conformarse con la dispersión organizativa de iniciativas aisladas, ni dar por sentada la unidad de esas iniciativas en una universalidad sin fisuras. Se trataría, en cambio, de recorrer cierta tensión o contradicción entre lo universal y lo particular.
Lo anterior se relaciona con una tercera crítica, que tiene que ver con la absoluta identificación entre la política y lo social. Es decir, parece ser que si no delegamos, si no nos representamos, lo que se produce es una identificación absoluta entre la sociedad y la política. Esto significa que de ahora en más nosotros nos damos nuestras propias reglas y ya no estamos alienados por las reglas que nos impone el estado. Entender así la autonomía es problemático porque, nuevamente, no deja margen para la convivencia en la diferencia. Si pretendo vivir plenamente bajo mis (y que el “mis” se reemplace por un “nuestras” no cambia nada) propias reglas (y eso es la identificación de lo político y lo social), todo lo que se me presenta como diferente, como otro, trataré de eliminarlo con la excusa de que me aliena, de que no me puedo identificar con eso, que me saca de “mi” ley en sentido excluyente.
Por esta razón, tendríamos que buscar alguna otra definición de Autonomía que permita cierto grado de “alienación” y por lo tanto cierta distancia entre lo político y lo social.

En relación a esto mismo salió la pregunta por desde dónde se esta haciendo el reclamo y si tiene una perspectiva personal o universal. Es decir, se reclama por mi rió o por el río.

Bien.¿Cómo seguimos? Eze trajo una propuesta muy interesante. La pregunta que se plantea es si puede haber mas de una soberanía en un territorio. Sí, volvemos al tema de la soberanía y, parece ser, no salimos de Schmitt.

A partir de esto, decidimos enfocar este problema desde tres miradas. La cosa quedo mas o menos así. Vamos a ver democracia y soberanía desde la mirada de las organizaciones autónomas, desde una perspectiva mas nacionalista analizando el adentro y el afuera y desde la mirada del capital, el liberalismo. Si quieren profundizar...por favor!!!!

Para la próxima vamos a leer Castoriadis, una parte que habla de la autonomía y parece plantea otra forma de entenderla.

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